UNA MISIONERA QUE LLEGÓ PARA QUEDARSE

“Dar hasta que duela, y cuando duela, dar todavía más”.
- Madre Teresa de Calcuta.

Dar nuestro tiempo en beneficio de los demás es algo que, por lo general, nos cuesta trabajo, y más cuando es de manera desinteresada. Por fortuna, hay personas que son generosas sin esperar nada a cambio, aún cuando saben de antemano que no recibirán alguna retribución económica. Daniela Taro es una de ellas.

Originaria de Denver, sintió desde la adolescencia la inquietud de ayudar a los demás y de inmediato puso manos a la obra. Se preparó con apoyo de la arquidiócesis de su estado y envió 30 cartas a misiones en todo el mundo. No recibió respuesta alguna sino hasta dos años después, cuando le llegó una carta de Pastoral del Amor, en la que requerían su apoyo urgente. Dicen por ahí que nada es casualidad, todo es providencial. Y así fue como Daniela puso manos a la obra: con apoyo de familiares, amigos y gente de su parroquia, reunió lo necesario para emprender la aventura que la traería al albergue en Mérida, hace ya 25 años.

“Viví un año en Pastoral del Amor y cuidaba a los niños como si fueran mis hijos. Aunque ni yo ni los ayudantes hablábamos bien español, nos entendíamos porque todos hablábamos el lenguaje del amor. Ahí aprendí muchas cosas, como la responsabilidad de cuidar a niños especiales, a poner inyecciones, dar terapia física, terapias de lenguaje y habla, y, por supuesto, a cocinar comida yucateca”, revela Daniela. “El año que trabajé en Pastoral aprendí mucho acerca del amor, tanto a darlo como a recibirlo”.

Después de estar en Pastoral ese año, Daniela decidió continuar visitando el albergue cada año. “No podía olvidarlos. Ahora estoy casada y tengo dos hijos, Dan y Nicole. Hace 25 años que regresamos cada año y pasamos 3 ó 4 semanas y convivimos con nuestra familia en Pastoral. Mis hijos son como primos para los niños del albergue y consideran como sus tías a las hermanas, ayudantes e integrantes de la directiva”, expresa.

Pero la labor de Daniela ha ido más allá, pues gracias a su testimonio el trabajo de Pastoral del Amor ha traspasado fronteras. En su comunidad, en Denver, compañeros de escuela de sus hijos han podido conocer también, por medio de fotos, a los niños del albergue, a quienes envían cartas constantemente.

“Hace ocho años la parroquia de El Buen Pastor (la escuela a la que asisten mis hijos en Denver) donó recursos para remodelar la cocina de Pastoral. Los niños en Pastoral y en la escuela decoraron platos con sus nombres y dibujos para usar en la nueva cocina”, señala Danielle.

“Las mujeres que tuvieron la idea de fundar Pastoral del Amor y aquellos que han sido voluntarios por mucho tiempo siguen siendo una inspiración para mí. Es un honor conocerles y yo sigo aprendiendo de su capacidad de dar y de su ejemplo de amor. Mi familia y yo estamos muy agradecidos, pues son ya parte de nosotros”, subraya. “Las hermanas y los niños son ángeles mandados por Dios, nos enseñan paciencia, amor y a confiar en la providencia de Dios. Ellos nos muestran las cosas más importantes en la vida, como la fe, la salud, la familia y los amigos”.

El testimonio de Danielle no termina aquí, pues a 25 años de apoyar esta hermosa labor, aún tiene fuerzas para al rato. “¡Por supuesto que vamos a seguir colaborando con Pastoral! Queremos seguir soñando el futuro de los niños y adultos de Pastoral, queremos seguir difundiendo en Denver la labor que aquí se realiza y la magia de Yucatán, y si es posible, lograr que otros se enamoren de este ideal”.

“Gracias a las hermanas y ayudantes que trabajan en el albergue apoyando a los niños. No conozco a nadie que trabaje más duro que ellos; gracias a la directiva, las terapistas, las maestras, los doctores, las cocineras, las especialistas y demás empleados, así como a los que aportan dinero, tiempo y energía de manera desinteresada a esta causa”.

“Quiero terminar agradeciendo a todos aquellos amigos que me hacen sentir que Mérida es mi hogar, e invitando a quienes estén pensando apoyar esta labor a decidirse a hacerlo, tengan la seguridad de que recibirán 100 veces más de lo que dan”.

DANIELA TARO

¿Quieres compartir tu testimonio?

Escribenos

NO PUEDO DONAR AHORA, PERO
PUEDO COMPARTIR

@pastoraldelamor